A María y Migue los conocí en una videollamada de Skype. Son dos personas muy alegres, definitivamente son de esos fueguitos alborotados y muy prendidos que contagian su energía a los que rodean llenando el ambiente de mucha emoción y felicidad.
Su boda fue increíble, los invitados no paraban de bailar y yo estoy segura de que esa fiesta terminó al amanecer.